¿Nunca os ha pasado que al cruzaros con alguien y saludaros con una amplia sonrisa, dudar si le podríais conocer de algo? Y si es primera hora de la mañana ¿creer que acaba de “aterrizar” de una larga noche de juerga?
Estos pueden ser algunos de nuestros pensamientos en el instante cero sin llegar a entender el porqué de su alegría….pero lo que seguro ocurre es que se dibujará en nuestra cara una sonrisa también.
Entonces, un gesto tan sencillo y placentero ¿ por qué nos extraña tanto? ¿por qué lo cotizamos tan alto?
Es verdad que en determinados momentos se pasan por dificultades de trabajo, de familia incluso de salud pero no siempre es así para la mayoría y si ocurre, habitualmente no lo es en un grado tan alto que nos impida ponerlo en práctica.
¿Me preocupa transmitir con esa actitud amable y feliz, que crean en mi trabajo que no necesito el aumento de sueldo o no me desbordan las reuniones y las llamadas? ¿qué no tengo obligaciones y una lista sin fin de cosas que hacer? ¿qué pienses que tu y yo somos de la misma valía? ¿ lo hago porque pretendo sacar algún beneficio personal?
Estudiamos quienes son o no merecedores de nuestra sonrisa, unas veces dirigidos por el ego y el individualismo y otras por el miedo a que nos consideren vulnerables y por qué no decirlo……algo tontos.
Pero está la opción de sonreír porque SI !!
Porque quien se cruza en nuestro camino, le conozcamos o no, le queremos decir con la sonrisa que es merecedora de ella porque es importante, o que puede acercarse a mí para hablar o pedirme lo que necesite, o que lo que le pasa a mi me importa y si sufre, que sepa que le acompaño.
¿Te atreves a partir de hoy a sonreír como diciendo patataaaa y experimentar qué ocurre a tu alrededor y que se respira en tu interior?
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